Queremos hablaros en esta ocasión de wearables, un término que ha entrado hace poco en el vocabulario de los españoles por la repercusión que está teniendo en el ámbito de la salud y el deporte, principalmente. Se trata de ‘objetos inteligentes’ que se mimetizan con prendas y objetos que llevamos habitualmente (relojes, pulseras, cintas, gafas, zapatillas, camisetas, etc.) y que se conectan con nuestros smartphones para ofrecernos información adicional sobre nuestro cuerpo o la realidad que nos rodea.
Los wearables están en plena explosión y se espera un importante crecimiento de sus ventas en los próximos años dadas sus utilidades y aplicaciones, y también su precio, que no es muy elevado. Según datos de IDC (International Data Corporation), la oferta de dispositivos wearables ha dado un gran paso en el último año gracias a los nuevos modelos de grandes marcas que se han sumado a este nicho de mercado en auge. A partir del 2014, el mercado aumentará cada año por encima del 75% hasta, calculan, 112 millones de unidades en 2018.
Por el momento, los wearables que han tenido más éxito hasta ahora son los relojes y las pulseras deportivas, con distintas funciones como la medición del ritmo cardiaco, pasos dados, distancia recorrida y calorías quemadas, calidad del sueño nocturno; de diseños muy modernos con pantalla incluida, con baterías de larga duración y hechos con materiales como el elastómero flexible y duradero. Pero hay wearables de muchos tipos y de gran utilidad, que monitorizan, por ejemplo, el nado, el movimiento de un bebé en el útero, que te avisan de que te están llamando y quién es, que localizan las llaves de casa o del coche, etc.
Todo es cuestión de tiempo, y los expertos apuntan a que en breve se generalizarán y será raro que una persona no tenga un wearable entre sus dispositivos electrónicos.