La necesidad de un Plan Renove Nacional es incuestionable a estas alturas. España tiene importantes retos en materia de ahorro energético e hídrico que cumplir y la propia razón y la normativa europea nos llevan en esa dirección.
En lo que respecta al sector de los electrodomésticos el escenario actual, compuesto por un parque de electrodomésticos antiguos (en el que se van incrementando cada vez más los aparatos de más de 10 años de antigüedad) e ineficientes, es consecuencia directa de una crisis que no permite a los usuarios renovarlos.
Que los ciudadanos no puedan invertir en electrodomésticos modernos y eficientes tiene repercusiones para su economía familiar ya que conlleva un mayor gasto de electricidad. Los hogares españoles son responsables del 18% del consumo energético nacional. De hecho, una familia media gasta unos 400kw al año y la mitad corresponde a los electrodomésticos y la factura de la luz le supone un importante sacrificio económico.
Si tenemos en cuenta que sólo la sustitución de un viejo aparato con más de 15 años de uso por uno nuevo combi A+++ puede suponer un ahorro anual en la factura de 182€, esto nos da idea de la importancia que tiene poder facilitar el cambio.
Además, ayudaría a fomentar y valorar las etiquetas energéticas como herramientas para el ahorro, contribuyendo a aproximarnos a las tasas europeas de antigüedad de electrodomésticos, y mejorando nuestra posición en relación al cumplimiento de las obligaciones y objetivos en materia de eficiencia energética.
Unas pocas Comunidades Autónomas han puesto en marcha ya Planes Renove en sus territorios. En todos los casos han sido muy bien acogidos por los ciudadanos, pero esto no basta; vertebrar un plan a nivel nacional es necesario e incuestionable, si existe una verdadera intención de cambio global en la política medioambiental.