Alargascencia. Lucha contra la obsolescencia programada

por | Nov 14, 2018 | Medio Ambiente

Una nueva palabra intrínsecamente relacionada con el reciclaje y el uso responsable de los objetos ha llegado a nuestras vidas para quedarse. La Fundeu ya la ha reconocido por su uso cada vez más habitual y poco a poco va tomando entidad entre los consumidores responsables. Es la alargascencia, un movimiento con identidad de palabra que busca “aumentar la vida útil de los productos, reduciendo, de esta manera, el consumo de los recursos naturales”.

Alargascencia es el acrónimo de “alargar” y “obsolescencia”. Sus “inventores” son una asociación ecologista, “Amigos de la Tierra” que han desarrollado una iniciativa que pretende alargar hasta el fin real de su vida útil todo tipo de objetos.

Este neologismo es la contraposición de la “obsolescencia programada”, término sobre el que han corrido ríos de tinta. En este artículo de El País se explica minuciosamente cuáles son los orígenes de esta tendencia. De hecho, es una historia realmente curiosa:

“El 23 de diciembre de 1924 se reunieron en Ginebra los principales fabricantes mundiales de bombillas, entre ellos compañías como Osram, Phillips o General Electric. Allí firmaron un documento por el que se comprometían a limitar la vida útil de sus productos a 1.000 horas, en lugar de las 2.500 que alcanzaban hasta entonces. El motivo, claro está, era lograr mayores beneficios económicos. Había nacido el primer pacto global para establecer de manera intencionada una fecha de caducidad a un bien de consumo”.

45 millones de toneladas de basura electrónica se generan cada año en el mundo, una cantidad equivalente a 4.500 torres Eiffel. En El Espectador explicaban en este artículo cuáles son las categorías de basura electrónica que más contribuyen a los desechos:

“Los equipos pequeños (aspiradoras, microondas, balanzas, calculadoras, cámaras de vídeo, etc.) generaron en 2016 16,8 Mt, con una tasa de crecimiento anual de 4% por año hasta 2020, mientras que los grandes (lavadoras, lavaplatos, impresoras grandes, etc.), generaron unos 9,2 Mt, con un crecimiento anual de 4% anual hasta 2020. Los equipos de intercambio de temperatura fueron la fuente de 7,6 Mt en 2016, con un crecimiento anual de 6% hasta 2020”.

A nivel institucional entidades como la Unión Europea han tomado consciencia también de esta situación y van tomando cartas en el asunto y buscando legislaciones pensadas para defender la calidad de los productos y evitar repercusiones medioambientales.