La intención de Hacienda de limitar el pago en efectivo a 1.000 euros ha levantado ampollas en un comercio ya muy castigado por la pandemia. Las principales asociaciones empresariales del comercio y la distribución se han unido en contra de ella.
Para el Ministerio de Hacienda la medida logrará avanzar en la lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida, pero para los comerciantes solo servirá para limitar el consumo lo que les llevará a frenar su recuperación.
La Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED), la Confederación Española de Comercio (CEC), la Asociación Nacional del Comercio Textil, Complementos y Piel (ACOTEX), la Federación de Comerciantes de Electrodomésticos (FECE) y la de servicios de seguridad APROSER, han unido sus voces para advertir al Ejecutivo de las consecuencias de la puesta en marcha de esta medida.
Las patronales han enviado un comunicado tanto al Ministerio de Hacienda, como al de Asuntos Económicos y Transformación Digital, llegando también al Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y el de Industria, Comercio y Turismo, explicándoles las devastadoras consecuencias que tendría para los negocios la reducción de los límites del pago en efectivo.
“Les hemos transmitido que sí apoyamos la lucha contra el fraude fiscal, pero que ésta no debe hacerse con medidas que limiten el consumo, y con ello, la recuperación de nuestros negocios”, explicó Carlos Moreno, tesorero de la CEC y secretario general de FECE. Además, dada la crisis que la pandemia está provocando en el sector del comercio, es “completamente inoportuno. Necesitamos reactivar las ventas, no hundir más nuestra economía”.
Según las patronales, “poner límites al dinero en efectivo es limitar el consumo. Hay muchas personas que, o bien no tienen tarjeta de crédito, o bien no les gusta hacer mucho uso de ella y prefieren pagar en metálico. Y en el otro extremo están los negocios que no tienen habilitado el pago con tarjeta. Es una limitación que coarta la libertad del consumidor, y ataca a los pequeños negocios exponiéndoles a reducir sus ventas”.
Lo cierto es que hasta el Banco Central Europeo ha tachado la medida de “desproporcionada”.