El derecho a reparar

por | Mar 31, 2021 | Comercio, Consumidor, Editoriales, Info para tiendas, Medio Ambiente, Noticias

Por: Marta Pérez Dorao, Directora General de FECE

 

Acaba de entrar en vigor la normativa que exige la nueva etiqueta electrónica en 5 familias de aparatos electrodomésticos. Simultáneamente, también ha entrado en vigor el derecho a reparar, aunque esto se ha comentado menos.

 

Algunas cifras

 

  • El 66% de los productos fallaron durante los primeros 3 años de vida.
  • El 49% de las incidencias reportadas se debe a productos tecnológicos, sobre todo móviles, el 48% de los cuales dan problemas aún en garantía.
  • El 39% de los móviles presentaron problemas con la batería.
  • Los móviles deberían durar 25 años para compensar su impacto en el medioambiente.

 

Sin embargo, el 40% de los consumidores afectados por un problema así ni siquiera intenta que se lo reparen, incluso durante la garantía, aunque tengan derecho a ello. Muchas veces es imposible encontrar un sitio donde lo arreglen, o es muy caro, o el plazo de entrega es larguísimo, o no hay piezas… y es demasiado complicado hacerlo uno mismo.

 

¿Qué se consigue con ello?

 

  • Luchar contra la obsolescencia programada o que el producto esté fabricado desde su inicio con una fecha final de su vida útil.
  • Ahorro para el consumidor, que sabe en el momento de su compra cuanto le durará el aparato.
  • Reducir la basura electrónica: mejora del impacto medioambiental. En Francia se han adelantado a regular la reparabilidad y lo implantarán con esta nueva etiqueta.

 

Entendemos como derecho a reparar el derecho a que se garantice por ley el poder arreglar algunos aparatos durante diez años (refrigeradores, lavadoras, secadores de pelo o televisores). Que se proteja al consumidor de la obsolescencia prematura y se apueste por la reutilización y la sostenibilidad.

Actualmente es casi imposible arreglar algunos productos. En España, hasta ahora existía la obligación de tener disponibles piezas de recambio durante 5 años de los aparatos discontinuados. Ahora serán 10. Además, el fabricante tendrá que incluir un manual de reparación y asegurarse de que puedan ser desmontados para su reparación.

 

La Comisión Europea quiere crear un índice de reparabilidad, que en definitiva sería similar a la etiqueta de eficiencia energética pero referido a la posibilidad de reparar los aparatos, con una etiqueta o similar que informe al consumidor en el envase o caja del aparato de las posibilidades de reparación, o dicho de otro modo, de la vida útil de los productos. Que refleje, en definitiva, el derecho a reparar. Se trata de crear un sistema ‘inmediatamente visible y fácil de entender’ para los consumidores, con el objetivo de que se hagan una idea de lo fácil o no que puede ser reparar un aparato, así como de su vida útil.

 

Un etiquetado similar al energético

 

En Austria cree que la reparabilidad es buena para el país por los motivos mencionados y realizan acciones reales para apoyarla: tienen ayudas efectivas para reparar, bajando el IVA al 10% en estos servicios de reparación e incluso con un bono para el consumidor por el 50% del coste de la reparación. En España lo que se propone es un etiquetado parecido al energético para móviles, tablets y electrodomésticos. Entendemos que la etiqueta tendrá un aspecto parecido a la francesa. Los lobbys pro reparabilidad no solo piden un índice, sino acabar con el green washing (presentar como ecológicos productos que no lo son) y la obsolescencia programada. “Si un fabricante diseña un producto de tal manera que no se puede desmontar, o si deciden no fabricar repuestos, información de reparación o actualizaciones de ‘software’ disponibles, están haciendo una elección deliberada que da como resultado una vida útil limitada”, dicen desde Right to Repair, quienes insisten en la necesidad de introducir modificaciones legales para empujar al ‘ecodesign’, evitando estas prácticas. Aunque parece que esta situación ha mejorado, no siempre es así. Desde Oko-Institut, entidad medioambiental alemana, indican que en 2012 ‘morían’ al cabo de 5 años. Pero ocho años antes, la cifra estaba en el 3,5%. La clave, por tanto, parece residir en cómo se articula un sistema que facilite cambiar piezas individuales para ganarle años de vida al aparato.

 

Ayuda a recortar la factura ecológica

 

Un problema relacionado es la factura ecológica. Una mayor vida de estos aparatos, bien mediante la autorreparación (para seguir usándolo o para venderlo de segunda mano) o su reparación por servicios técnicos, puede ayudar a recortar esta factura ecológica y miles de toneladas al año en basura electrónica y también en materias primas y metales raros. Alejandro Costa,

fundador y CEO de Myfixpert, un proyecto que empezó como una tienda de informática y que hoy es un servicio de reparación multinacional, indica que se trata de garantizar que el que quiere tener un equipo que le dure cinco o más años, pueda mantenerlo. Pero no se puede hacer si es imposible abrirlo para repararlo. O el coste de una pieza es el 75% del producto nuevo. Es interesante el conflicto planteado en el caso Lexmark: ¿Hasta qué punto es nuestro un producto una vez comprado, si somos ‘clientes cautivos’ del fabricante para consumibles o piezas? El poner sobre la mesa toda esta problemática conlleva obligar al fabricante a crear aparatos más duraderos, a que informe al consumidor sobre la verdadera vida útil del aparato y sus posibilidades de repararlo, y facilite la misma, usando materiales que puedan reponerse (y posteriormente reciclables). Pero este tema no acaba aquí. También trabaja la Unión Europea en otras medidas que pueden ser controvertidas, como el cargador de móvil universal y las baterías reemplazables, lo cual no va a gustar a algunos fabricantes. La mayoría de los fabricantes son escrupulosos con estas buenas prácticas. Estas medidas vienen para proteger los derechos de los consumidores, fundamentalmente en el caso de marcas poco consolidadas.